Edad del Hierro
En el Cerro de las Nieves se encuentran los restos de los primeros pobladores de la localidad, datados a finales de la prehistoria, concretamente del Bronce Final y de la Edad de Hierro. Los hallazgos más importantes corresponden a la I Edad de Hierro, ya que este yacimiento es el hallazgo más meridional de la meseta de una cultura con influjo de los Campos de Urnas (forma de enterramiento que se realizaba introduciendo los cuerpos en urnas tras su incineración).
Las excavaciones en el Cerro de las Nieves se iniciaron en 1966, en las que se encontraron algunos restos de cerámicas pero, al no ser realizadas por profesionales, no arrojaron los resultados esperados. En cambio, en 1984 unos arqueólogos realizaron excavaciones oficiales en las que, ya desde los primeros sondeos, se revelaron la acumulación de materiales y de restos culturales en la zona norte y central del cerro que desvelaban la existencia en este lugar de un poblamiento del periodo ibérico -lo que se dedujo por el uso del torno en las piezas de cerámica halladas-. Más tarde se llevaron a cabo más excavaciones que han permitido ampliar los datos de los primeros pobladores de esta zona.
Los restos encontrados nos permiten situar en el tiempo el poblado. Su fundación debió ser a finales del siglo VI a.C. o comienzos del siglo V a.C., ya que los restos más antiguos datan de esas fechas. En cambio, los restos de finales del siglo IV a.C. e inicios del siglo II a.C. nos llevan a pensar que ese fue el momento de abandono del poblado.
La importancia del poblado del Cerro de las Nieves se debe sobre todo a su valiosa situación estratégica, ya que era un punto de paso desde la zona de Levante hacia la Meseta. Este poblado íbero presenta una estructura no circular y alrededor de él no hay una muralla defensiva, por lo que se deduce que la época en que fue habitado era un momento de paz.
Los recintos que conformaban el poblado están delimitados entre sí por muros construidos de adobe, de mampostería o ambas técnicas combinadas. Las cabañas demuestran signos de reconstrucciones periódicas sobre derrumbamientos anteriores aplanados que forman estructuras conocidas como tell y suelos de ocupación a diversas alturas. El edificio típico se conformaba por una habitación rectangular con hogar en el centro y unas cubetas cuadradas en los rincones, que pudieron servir para amasar o para depositar sobre ellas los utensilios. También podían aparecer bancos adosados a los muros que solían estar enlucidos y encalados. Los suelos eran de arcilla apisonada o empedrados.
Los restos más importantes encontrados corresponden a cerámicas de diversas características. En total se han hallado más de 20.000 fragmentos que se pueden fechar en la época de la cultura ibérica del Sudeste español. También se encontraron piezas que nos hablan de los últimos momentos del poblado. Las causas de abandono son desconocidas, aunque la posterior aparición de poblados de mayor tamaño permitiría deducir que la reciente inseguridad política y militar fue posiblemente la causa del abandono.
Los restos hallados nos permiten establecer que la economía del poblado estaba basada en el pastoreo de cabras y ovejas, siendo ganados trashumantes. Completaban esta economía con pesca en la laguna y también con algunos cereales. La presencia de cerámicas de otras culturas confirma la existencia de contactos comerciales.